El espectáculo médico

El corazón alegre constituye buen remedio; Mas el espíritu triste seca los huesos. (Proverbios 17:22)

Lectura recomendada: Proverbios 1:1-15

El viajante de «tónicos milagrosos» del siglo XIX con sus curas rápidas era un espectáculo de la frontera americana. El «charlatán ambulante» tenía remedios para casi cualquier dolencia, y cuando le faltaba alguno podía hacer un rápido cambio de etiquetas para cubrir las necesidades que fueran.

El espectáculo iba de ciudad en ciudad, a menudo por delante de la justicia. ¡Las afirmaciones que se hacían acerca de estos productos eran a menudo más terapéuticas que las mismas medicinas!

Hemos llegado muy lejos desde aquellos días, pero sigue la lucha en pro de una mejor salud física. Una cosa sí es cierta. Nos hemos llegado a dar cuenta de que hay una estrecha relación entre nuestro bienestar interno y nuestra salud física.

Salomón dijo que un corazón alegre hace tanto bien como una medicina. 

Estaba señalando que una actitud positiva hacia la vida y un sentimiento de satisfacción tienen un gran valor curativo. Ello no significa que todas las dolencias físicas tengan una causa no física. Lo que se afirma es que aunque podamos sufrir de enfermedad y dolor, podemos permanecer espiritualmente sanos, lo que a su vez ayuda a nuestro bienestar general.

En tanto que algunos insisten en que la fe, sana todas las enfermedades, la Biblia nos recuerda que el «hombre exterior» perece (no importa lo bien cuidado que esté, ni lo eficaz que sea la medicina), pero que el «hombre interior» se renueva de día en día (2 Corintios 4:16).

Un espíritu correcto, una buena perspectiva, todas estas son cualidades fortalecedoras implantadas en el corazón del creyente por el Espíritu Santo, que mantienen una buena salud interna. El alivio genuino proviene de un «corazón alegre», lo cual es un buen remedio.

PENSAMIENTO: Un corazón alegre resiste todo el día, un corazón triste se cansa en un minuto.