...Vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios. (1 Tesalonicenses 5:5-6)
Alguien dijo: «Cuando un creyente duerme, Satanás camina de puntillas para no despertarlo». El apóstol Pedro describe al diablo como un león rugiente que anda alrededor de los creyentes buscando a quién devorar (1 Pedro 5:8)
Desde entonces, Satanás no ha cambiado, pero en los países descristianizados, no tiene ninguna razón para hacer quemar o perseguir a los creyentes que no le molestan. ¿Por qué trataría de quemar las Biblias, si en muchos hogares ya no se abren? ¿Por qué cerraría los lugares de reuniones, cuando a veces éstos están casi vacíos? ¿Por qué les arrebataría los hijos a sus padres, si éstos no tienen la intención de enseñarles a amar al Señor y cuyo testimonio es insignificante?
Recordemos que Dios nos ha dejado en este mundo, no para acomodarnos, sino para dar testimonio de la verdad del Evangelio: «Me seréis testigos», dijo el Señor (Hechos 1:8).
Dar testimonio es proclamar quién es Dios y qué hizo, es mostrar mediante una conducta fiel lo que es un hombre nacido de nuevo, es alabarlo y adorarlo en nuestro corazón y junto con otros creyentes.
Para ser un auténtico testigo de Dios, debemos seguir muy de cerca a Aquel que fue «el testigo fiel y verdadero» (Apocalipsis 3:14). Entonces nuestra vida será lo que tiene que ser: «grato olor de Cristo» (2 Corintios 2:15).
Eso es lo correcto, intentar cada día parecernos más a Él.
ResponderEliminar