Dios y el gran búho de Virginia

Y creó Dios [...] toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno. (Génesis 1:21)

Lectura recomendada Génesis 1:20-31

Un cuidadoso estudio de nuestro mundo creado señala innegablemente a la existencia de un Supremo Artífice. Desde la inmensa expansión del espacio exterior hasta las partes más minúsculas del átomo, la constitución, maravilloso equilibrio, y la interrelación de todas las cosas, todo ello constituye un desafío a la casualidad, y dan testimonio de un Creador sabio que está detrás de todo ello.

Consideremos el gran búho de Virginia. En un artículo de Moody Monthly, Bob Devine señalaba varios hechos asombrosos acerca de este majestuoso monarca de los bosques, hechos que desafían cualquier posibilidad de su origen por casualidad.

Bob Devine

Una cosa es que los búhos vuelan en silencio. Las suaves plumas delante de sus alas impiden que sean oídos por las criaturas del bosque que son su presa. Además, los ojos del búho son 100 veces más sensibles que los de los humanos, lo que hace que puedan distinguir lo que les rodea por la mera luz de las estrellas.

Además el oído izquierdo del búho es una pulgada más bajo que el derecho. Debido a que las ondas sonoras del oído izquierdo llegan una fracción de segundo antes que al derecho, el cerebro puede calcular con exactitud la fuente sonora.

Los búhos tienen a demás canales sónicos desde sus oídos a sus ojos. Los discos de las plumas, en forma de plato alrededor de los ojos, sirven como receptores (muy similarmente a como funciona una antena de plato) para recibir el sonido y enviarlo al cerebro. Esto ayuda al búho a localizar su presa antes de lanzarse sobre ella en silencioso vuelo.

Con estas asombrosas características, el gran búho de Virginia puede sobrevivir en un medio hostil. ¿Posee acaso estas características por casualidad? ¡Imposible! Esta es otra razón para creer en Dios el Creador.

PENSAMIENTO: Toda la creación es un dedo extendido, que señala hacia Dios.