sábado, 13 de febrero de 2016

El adulto niño

Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada (la Palabra de Dios), para que por ella crezcáis para salvación. (1 Pedro 2:2)


Miguel tenía 15 años y acababa de convertirse. Creía en el Señor Jesús, quien murió por él, y sentía un profundo gozo.

Tenía la firme intención de leer la Biblia cada día, deseaba aprender más sobre su Padre celestial y progresar rápidamente. Pero la vida continuaba... estaba muy ocupado. Tenía muchos amigos, jugaba al fútbol en un club, y su trabajo escolar le mantenía ocupado durante horas.

Cierta noche logró leer la Biblia un ratito antes de acostarse. Pero al día siguiente el entrenamiento de fútbol fue especialmente agotador. Miguel estaba tan cansado que prefirió dormir... «Mañana estaré mejor y podré leer», se dijo.

Sin embargo, al otro día descubrió que debía preparar un control de matemáticas que había olvidado completamente. Leeré mañana, pensó.

El sábado por la noche, después de la final de fútbol, al fin se dispuso a leer la Biblia. Pero el partido venía una y otra vez a su mente. ¡Que raro, no encontraba ningún atractivo en lo que leía! Y día tras día, semana tras semana, sus fuerzas espirituales fueron disminuyendo...

Diez años después, Miguel se había convertido en un buen deportista. Tenía una profesión interesante. Pero a los ojos de su Señor, se había quedado en el nivel de un niño (Hebreos 5:13). ¡Qué triste anomalía! Perdió un tiempo precioso, y Satanás obtuvo lo que buscaba...

Amigo lector, si usted se parece a este joven, ¡deténgase! ¿Qué es lo que le impide tener tiempo para el Señor? Nada puede reemplazar, para su alma, la lectura diaria de la Palabra de Dios. Es el único alimento sano, capaz de hacerlo crecer para gloria de su Salvador.

1 comentario:

¿QUIERES INSERTAR UNA IMAGEN O UN VÍDEO EN TUS COMENTARIOS?

Para insertar una imagen utiliza este código: [img]URL de la imagen[/img]
Para YouTube o Vimeo usa este otro código: [video]URL del video[/video]