¡Tienes que estar allí!

No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos... (Hebreos 10:25)

Lectura recomendada: Hebreos 10:19-25

¿Te has preguntado por qué las personas luchan contra el congestionado tráfico, pagan elevados precios por las entradas, y se sientan durante horas sólo para contemplar un partido de fútbol?

¿Quien necesita ir a un estadio repleto de seguidores enardecidos, especialmente cuando se puede estar en casa en el butacón favorito, contemplando el partido por la televisión, mordisqueando palomitas de maíz acabadas de hacer?

Bien... Un día hace varios años me dirigí al estadio para ver por mí mismo por qué la gente siempre decía: «¡Tienes que estar allí!» Pronto me di cuenta de qué era lo que querían decir. El entusiasmo generado por un estadio casi lleno, jugadores capaces, y buenas jugadas, ¡era contagioso! «Estar allí» era mucho más apasionante que estar delante de un aparato de televisión.

Algunos cristianos utilizan el mismo tipo de lógica que los seguidores remisos de un deporte cuando piensan en la asistencia a la iglesia. No pueden ver la importancia de asistir a las reuniones de iglesia. Se imaginan que pueden evitar los inconvenientes quedándose sentados en casa en un cómodo sillón, orando, cantando, leyendo la Biblia, o contemplando un servicio televisado.

No comprenden por qué otros siguen diciendo: «¡Tienes que estar allí!» 

Necesitan descubrir personalmente que estar con otros cristianos constituye una experiencia espiritualmente estimulante. Existe un cálido sentimiento de hermandad. La adoración se hace más intensa. Y la iglesia reunida nos ayuda a involucrarnos en las vidas de otros. Por encima de todo, sentimos la presencia del Salvador.

Nuestra lectura para hoy destaca esta verdad. Si empezamos a creer que no necesitamos a la iglesia, recordemos que el dicho «¡tienes que estar allí!» está respaldado por la Palabra de Dios.

PENSAMIENTO: No puedes prescindir de la reunión con la iglesia.