Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu,[a] espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. (Juan 3:6-7)
Testimonio de una joven artista
Aquella noche, mientras leía la Biblia, experimenté un cambio en mí. Cada vez más emocionada, era como si alguien me empujase a buscar la verdad.
Tenía treinta años. En mi infancia había sufrido mucho debido a mi carácter terco, a esa tendencia irresistible a la rebelión. Durante mis años de estudios de danza clásica, de artista y de escultora, había aceptado todas las ideas que encontraba en mi camino, sin preocuparme por sus efectos nefastos.
Había pasado por el fracaso matrimonial, el naufragio de todos mis proyectos y sueños, el dolor causado por la muerte de mi padre, pensamientos suicidas me habían atormentado, y esos tiempos horribles de la guerra mundial de 1939-1945.
Aquel día, por primera vez, un rayo de luz iba creciendo a medida que leía. En el tercer capítulo del evangelio según Juan, Jesús dice a Nicodemo que tiene que nacer de nuevo.
¡Nacer de nuevo! ¿Cómo es posible? ¿se refiere a empezar una nueva vida? Hasta ahora había arruinado todo. Una insoportable desesperación me invadía. ¡Pero justo en ese momento mi conciencia se despertó a la gracia de Dios!
Su gracia me había guardado muchas veces del suicidio, cuando estaba a punto de quitarme la vida. Sin que yo me diese cuenta, Dios había actuado, a pesar de mis pecados, mis sarcasmos y mi incredulidad.
No recuerdo cómo me arrodillé en mi pequeña habitación, pero recuerdo cuánto oré, por primera vez en mi vida. ¡Así mi inmenso orgullo enmudeció!
Tenía treinta años. En mi infancia había sufrido mucho debido a mi carácter terco, a esa tendencia irresistible a la rebelión. Durante mis años de estudios de danza clásica, de artista y de escultora, había aceptado todas las ideas que encontraba en mi camino, sin preocuparme por sus efectos nefastos.
Había pasado por el fracaso matrimonial, el naufragio de todos mis proyectos y sueños, el dolor causado por la muerte de mi padre, pensamientos suicidas me habían atormentado, y esos tiempos horribles de la guerra mundial de 1939-1945.
Aquel día, por primera vez, un rayo de luz iba creciendo a medida que leía. En el tercer capítulo del evangelio según Juan, Jesús dice a Nicodemo que tiene que nacer de nuevo.
¡Nacer de nuevo! ¿Cómo es posible? ¿se refiere a empezar una nueva vida? Hasta ahora había arruinado todo. Una insoportable desesperación me invadía. ¡Pero justo en ese momento mi conciencia se despertó a la gracia de Dios!
Su gracia me había guardado muchas veces del suicidio, cuando estaba a punto de quitarme la vida. Sin que yo me diese cuenta, Dios había actuado, a pesar de mis pecados, mis sarcasmos y mi incredulidad.
No recuerdo cómo me arrodillé en mi pequeña habitación, pero recuerdo cuánto oré, por primera vez en mi vida. ¡Así mi inmenso orgullo enmudeció!
Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. (Juan 3:3)
0 comentarios:
Publicar un comentario
¿QUIERES INSERTAR UNA IMAGEN O UN VÍDEO EN TUS COMENTARIOS?
Para insertar una imagen utiliza este código: [img]URL de la imagen[/img]
Para YouTube o Vimeo usa este otro código: [video]URL del video[/video]